“Por el rotundo fracaso en la organización del Gran Premio de la Hermandad 2024”, pilotos y socios del Automóvil Club Río Grande piden la renuncia de la Comisión Directiva. Expresaron su preocupación por “la ausencia de previsión, coordinación y respuesta ante las adversas condiciones del recorrido, lo que derivó en una situación inaceptable y peligrosa”.
A través de una carta pilotos y socios del Automóvil Club Río Grande indicaron que “esta edición representó una de las peores en la historia de esta competencia, debido a la ausencia de previsión, coordinación y respuesta ante las adversas condiciones del recorrido, lo que derivó en una situación inaceptable y peligrosa”.
La nota señala:
“A los miembros de la Junta Directiva del Automóvil Club Río Grande, los abajo firmantes, pilotos y socios del Automóvil Club Río Grande, nos dirigimos a ustedes para expresar nuestra profunda indignación y preocupación por el rotundo fracaso en la organización del Gran Premio de la Hermandad 2024. Esta edición representó una de las peores en la historia de esta competencia, debido a la ausencia de previsión, coordinación y respuesta ante las adversas condiciones del recorrido, lo que derivó en una situación inaceptable y peligrosa”.
“Desde el inicio era evidente que las condiciones del recorrido elegido eran intransitables, un hecho que la organización conocía a cabalidad. A pesar de ello, no se tomó la decisión responsable de cerrar el acceso al tramo, lo que resultó en más de 60 vehículos atrapados en el barro. La situación se agravó aún más cuando la organización no permitió el ingreso de vehículos de rescate, no había ambulancias disponibles y no existía la posibilidad de comunicación ante emergencias de salud”.
“Milagrosamente no se produjeron atropellos, a pesar de que muchos pilotos intentaban empujar sus vehículos mientras otros intentaban avanzar, lo que podría haber tenido consecuencias trágicas”.
“En un tramo de tan solo mil metros, encontramos más de 30 vehículos enterrados. Ante la inminente llegada de la oscuridad, los pilotos, unidos por una larga soga, decidimos sacar cada vehículo con nuestras propias manos, teniendo que romper el alambrado para subir los autos al campo y así intentar retroceder en sentido contrario a la carrera”.
“Durante horas no recibimos ningún tipo de auxilio por parte de la organización, lo que hizo la situación aún más desesperante. Fue recién alrededor de las 21 horas, tras avanzar con enormes dificultades y ayudándonos mutuamente, que llegamos a un sector donde había una motoniveladora y solo un vehículo de la organización. Gracias a la humanidad del maquinista, quien accedió a nuestra petición de socorro, logramos sacar algunos vehículos atados de dos o tres para superar el obstáculo”.
“Sin embargo, aún quedaban 45 kilómetros de barro intransitable. Volvimos a quedarnos atascados en varias ocasiones, y fue recién alrededor de las 21 a 30 horas cuando comenzaron a circular camionetas de auxilio, a las cuales previamente no se les permitía ingresar, a pesar de que la situación crítica comenzó a vivirse desde las 13 horas. Gracias a la intervención de estos solidarios, auxilios y espectadores, logramos llegar al cruce Chorrillos, los primeros alrededor de las 22 horas, pero los últimos no lo hicieron hasta las 7 de la mañana del día siguiente”.
“Esto refleja la grave falta de organización, ya que solo un par de unidades de la organización (valga la redundancia) intervinieron, las cuales, aunque agradecemos puntualmente, no fueron suficientes para manejar la situación”.
“Con gran consternación, al llegar a la entrada a las 22.30 horas, nos encontramos con el presidente de la institución, Osvaldo Nieto, principal responsable de esta lamentable edición, quien se encontraba en el lugar ofreciendo algo de agua y alimento a los pilotos que apenas logramos salir del tramo. Esta acción, lejos de ser un alivio, fue un intento de justificar lo injustificable, lo que generó un inmediato y comprensible reproche por parte de quienes habíamos vivido horas de desesperación y abandono en medio del barro. También es ineludible la responsabilidad de Mónica Cobián, quien bajo falso pretexto de ser solamente Tesorera, es corresponsable de tan patética organización y, como expresidente, armó un sistema que no permite estatutariamente la participación para poder seguir manejando a su antojo el Automóvil Club Río Grande”.
“Es inconcebible que la organización haya mal informado y comunicado que estaban rescatando a los pilotos cuando en realidad jamás intervinieron, y en muchos casos afirmaban falsamente que los pilotos estaban en buen estado cuando en realidad estaban atrapados en medio del tramo sin asistencia alguna. Esta falta de transparencia y respuesta es absolutamente inaceptable. El próximo año se celebrará la edición 50 de esta histórica y querida carrera y no podemos permitir que esta irresponsabilidad arruine un evento tan significativo. Por ello, solicitamos la inmediata renuncia de toda la Junta Directiva y la conformación de una nueva comisión”.
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