Investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) presentaron hoy el desarrollo de la cepa probiótica "Lactobacillus rhamnosus CRL 1505", una bacteria láctica que refuerza el sistema inmune para "prevenir o afrontar infecciones respiratorias e intestinales" y que, aplicada a un yogur, transformó el producto que se distribuye masivamente en un "alimento funcional" que llegará a la población de todo el país.
La iniciativa también fue celebrada hoy por el presidente Alberto Fernández y el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus, en un acto realizado en la localidad bonanerense de Longchamps.
La cepa forma parte de la colección de cultivos del Centro de Referencia para Lactobacilos (Cerela), que tiene sede en Tucumán y es referente nacional e internacional en el estudio de bacterias lácticas, además de pionero en transferencia de tecnología.
"El yogur que contiene el microorganismo probiótico de esta cepa ya está en las góndolas, y es la primera vez que llegará masivamente a toda la sociedad, a través de la empresa de la envergadura de Danone", dijo a Télam la investigadora principal del Conicet en el Cerela y responsable técnica del proyecto, María Pía Taranto, luego de la presentación que realizó el Consejo y la empresa en el barrio porteño de Palermo.
La investigación llevó casi 20 años, contó la bioquímica especializada en alimentos funcionales, quien destacó además que representó allí a todo un grupo de investigadores/as, técnicos/as del Conicet que la llevaron adelante.
"Los probióticos son microorganismos que tienen un efecto benéfico una vez que son incorporados en nuestro organismo", explicó la bioquímica.
Y, la cepa presentada, "tiene la función de aumentar las defensas naturales del organismo, optimiza la respuesta inmunológica, que permite al organismo defenderse mucho mejor de infecciones por patógenos virales o bacterianos y mantener un estado de salud en nuestro intestino y nuestro sistema respiratorio".
A su vez, Taranto aclaró que "no todas las bacterias lácticas son probióticas" y para que un microorganismo sea considerado probiótico debe ser objeto de rigurosos estudios científicos tanto básicos como aplicados que demuestren el efecto benéfico que se le atribuye.
En el proceso de desarrollo de la tecnología, la cepa CRL1505 transitó diferentes fases de investigación necesarias para obtener este estatus siguiendo los requisitos de los entes regulatorios pertinentes tanto nacionales como internacionales, informaron desde el Conicet.
Estas fases incluyeron exhaustivos ensayos in vitro y estudios preclínicos (en animales) y clínicos (en humanos) que demostraron la seguridad y eficacia del producto.
En cuanto a los beneficios respiratorios, la investigadora explicó a Télam que el sistema inmunológico "está interconectado", y si bien estas bacterias ingresan a través de la ingesta y el primer blanco de acción es el intestino, donde 'gatilla' una respuesta inmune, "los metabolitos inmunológicos viajan a través de las mucosas y llegan a las mucosas respiratorias".
En tanto, contó que este producto será "para todas las edades" y se convirtió ahora en "un alimento funcional", que además de todo el aporte nutritivo que tiene per se "tiene el plus del beneficio de la materia probiótica".
A su vez, el probiótico "no afectará a las características organolépticas del yogur".
El Conicet destinará yogures provistos por la empresa a instituciones de bien público con fines sociales. Y tanto el Consejo como la provincia de Tucumán obtendrán regalías sobre la venta de la nueva línea de productos, informaron desde la Gerencia de Vinculación Tecnológica del Conicet.
El microorganismo presentado forma parte de programas sociales hace ya más de diez años. La investigación empezó a partir de "los impactantes datos de desnutrición infantil que azotaba al país y en particular a nuestra provincia y eso motivó a un grupo de investigadores y técnicos a acercar alguna solución en la expertise que tenemos de nutrición funcional".
"Corroboramos que mejora absolutamente todo", aseguró la especialista, y destacó que conforma un "círculo virtuoso" impactando en el sistema de salud porque "al estar mejor alimentados, estamos mejor nutridos y si tenemos la fortuna de utilizar probióticos, que ayudan a mantener ese bienestar de manera natural contribuimos a que se enfermen menos las personas y que los gastos de salud disminuyan".
"En lo personal siento una enorme emoción, orgullo y gratitud. Trabajar para mi país es prioritario. Con las herramientas que nos da el Conicet y la educación pública podemos irnos quizás a otros lugares del mundo, pero elegimos hacer ciencia acá y ver transformarse todos los resultados de la investigación en productos para la sociedad, para quienes trabajamos", concluyó.
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