A las 8:37 de este lunes 1 de febrero está previsto el aterrizaje del vuelo LH2574 de Lufthansa a Malvinas trayendo a la tripulación y científicos alemanes del rompehielos Polarstern que viajará a la Antártida. De este modo, Inglaterra desplaza el interés de las potencias occidentales que usaban el puerto de Ushuaia como puerta de entrada al continente blanco que ahora eligen Puerto Argentino, algo ya advertido por Alejandro Bertotto en su libro del 2001 La ciudad de Ushuaia y su ubicación geoe
Por FM Argentina de Ushuaia Alejandro Bertotto fue consultado sobre la operación logística alemana con base en las Islas Malvinas a través de un charter de la aerolínea Lufthansa.
“Alemania es un país espectacularmente serio, no es ni kirchnerista ni gorila y como todo país serio, hace lo que necesita hacer, tiene los arreglos internacionales que les conviene en función de sus intereses, no de sus ideologías y en este caso lo que hace es utilizar el camino más directo, seguro y confiable para poder hacer llegar una dotación de científicos, a su base en la Antártida”, entendió Bertotto.
Los alemanes usan por primera vez Puerto Argentino para Bertotto, “porque es lo que les asegura el éxito, porque es la operación logística -para el criterio alemán- más conveniente y la que la protege de varias cosas. Ellos dicen, como muchos hoy, que utilizan el virus chino (COVID-19) para cubrirse de eventuales reacciones políticas”.
Observó que “acá no se trata de política, hay logística y en logística lo que vale es lo que sirve, lo que satisface el requerimiento, por eso es que Alemania utiliza una empresa privada, como lo hace en todas sus acciones antárticas y su propio buque oficial, que es el rompehielos Polarstern -el más prestigioso sin dudas en el mundo- está administrado por una empresa civil, no está administrado por el Estado Mayor Conjunto ni por el Ministerio de Defensa y ellos tienen esa forma de moverse”.
“Los alemanes lo que dicen es: necesitamos llevar esta gente porque se nos complica por Sudáfrica, porque están reducidos muchos viajes, etcétera. Y qué es lo que nos queda más cerca, Ushuaia, pero ir a ahí es un lío porque nos tienen que mandar a Buenos Aires de ahí a Ushuaia y mientras tanto contagiaron a todo el mundo y nos sale más caro; tenemos que pagar la Aduana, tenemos que pedir favores que no sabemos si nos lo van a hacer y por fin, en una de esas, nos dejan entrar al Polarstern al puerto de Ushuaia y de ahí llegar a Newmayer III”, dijo Bertotto.
Agregó: “los alemanes entonces barajan otras posibilidades y se preguntan qué alternativas pueden tener y observan que están los ingleses en Malvinas. ¿Y tienen pista para un Airbus 350? Sí! ¿Y puede operar el Polarstern en su puerto? Sí! ¿Y qué nos van a cobrar?, nos van a cobrar lo que sale. ¿Entonces es mucho más barato? Sí, y van a estar predispuestos a hacer la operación. Bueno, vamos!. Es decir, los germanos hacen lo que les conviene hacer y está muy bien que así lo hagan”.
Alejandro Bertotto recalcó que “es un vuelo comercial, tienen una empresa de aeronavegación comercial, como Lufthansa, súper conocida y una de las mejores empresas del mundo, charteado para esta operación, con capacidad para 300 plazas y viene con menos de cien personas. Obviamente todo esto es una gran fórmula de costo y esa fórmula les convino y lo pueden hacer por ese lugar y no les convino hacerlo por otro lugar, como Punta Arenas, Ushuaia o Ciudad del Cabo”.
Explicó que “el sistema antártico alemán, no es un sistema exclusivamente antártico, sino que es un sistema científico polar. El rompehielos Polarstern navega todo el año, no es como el rompehielos nuestro (Almirante Irízar) que sale a fines de noviembre y vuelve a principios de marzo y que hasta el otro noviembre no se vuelve a mover. El Polarstern no para nunca, está todo el tiempo navegando y tiene su derrota –su caminito- dibujada por dos años adelantados. Son alemanes y su tripulación va rotando, todos son parte del mismo engranaje, como una máquina”.
“Cuando terminan su trabajo acá en la Antártida, van hacia el sector norte, haciendo trabajos científicos en diversos puntos del hemisferio y llegan hasta el Polo Norte, el Ártico y Groenlandia, por ejemplo, están permanentemente en movimiento”, explicó.
“Hoy tenemos aviones Hércules atados con alambre, un rompehielos que está reciclado y es lo único que funciona. El otro día vimos por los medios que uno de los buques afectados a la campaña antártica se incendió en el puerto de Buenos Aires, antes de zarpar para la Antártida. No hay confiabilidad en nuestro sistema antártico porque está todo atado con alambre y además, les interesa bastante poco a los que tienen que manejar el tema y hacerlo pujante”, cuestionó.
Sin embargo Bertotto reconoció que Alemania trabajó en muchísimos proyectos con la Argentina, a través del Instituto Alfred Wegener (Alfred Wegener Institute - AWI) y del Instituto Antártico Argentino (IAA). “Muchos geólogos argentinos del IAA fueron muy reconocidos en universidades alemanas durante mucho tiempo y con muy buenos resultados, por ejemplo, Claudio Párica, quien hoy es presidente de la Academia de la Antártida, un profesional de muchísimo talento y de muchísima preparación”, elogió.
“De hecho, el laboratorio de la Base Jubany es un laboratorio que lo hizo Alemania junto con la Argentina y eso hizo crecer mucho la ciencia de nuestro país en la Antártida como también creció la ciencia alemana por estar ahí”, completó.
En ese sentido recalcó que “Alemania ha sido siempre un amigo nuestro y hoy no es un enemigo nuestro, es simplemente un ‘cliente’ que dice: ‘a mi me conviene hacer esta operación logística (por Puerto Argentino) y la puedo hacer por este lado”.
Por otra parte calificó como “una paparruchada, una macana y fulbito para la tribuna” el supuesto reconocimiento de soberanía argentina sobre Malvinas por parte del Estado germano al pedir autorización para volar cielo argentino. “Es una formalidad de estilo que se utiliza normalmente en todos los vuelos internacionales al cruzar el cielo de un país y sirve además a la seguridad aérea ya que puede tener como alternativa algún aeropuerto de determinado país. En el caso de este vuelo de Lufthansa por ejemplo, tiene como alternativas el aeropuerto de Río Gallegos o Ushuaia. Si hubiera hecho el vuelo a Punta Arenas y no a Malvinas, hubiera hecho lo mismo y nadie diría que Alemania reconoce la soberanía argentina sobre Argentina, es un disparate”.
“Lo que nos perjudica no es el vuelo alemán, es la inacción argentina” En el 2001 Alejandro Bertotto publicó su libro ‘La ciudad de Ushuaia y su ubicación geoestratégica como puerta de entrada a la Antártida’ donde desarrolla en su primera parte un trabajo anterior de un proyecto con el BID (Banco Interamericano de Desarrollo) para desarrollar el Polo Logístico Internacional Antártico en la capital fueguina.
En el cuadrante sudamericano había tres puertos con proyección antártica: Ushuaia, Punta Arenas y Malvinas. “En ese momento, Malvinas no era considerado un puerto, más bien un pequeño muelle, con una población muy pequeña, sin demasiada capacidad logística, sin actividad de ultramar importante, como Ushuaia hace unos 80 años y cuando evaluamos eso dijimos con toda claridad: el día que Inglaterra se decida a invertir dinero en ese puerto, será el más peligroso competidor de Ushuaia, a menos que Ushuaia consolide su posición de puerta de entrada a la Antártida”, recordó.
Explicó que “consolidar esa posición era, por ejemplo, el transporte marítimo; fortalecer la capacidad de bodega, tanto marítima como aérea, en Ushuaia como en la Antártida, como para hacer una suerte de supermercado del fin del mundo para todo el sistema antártico y además, sí atacar el tema de residuos. Haciendo esas cosas, y algunas más, que no significaba gran gasto de dinero sino un aggiornamiento de la política antártica argentina”.
Recordó que esto mismo ordenaba el Decreto 2316/90 de la Presidencia de la Nación “que ordenaba que Ushuaia sea la puerta de entrada a la Antártida, lamentablemente después quedó todo en aguas de borraja porque no interesó, porque no fue un negocio para los que estaban en el poder, porque hubo intereses sectoriales, no patrióticos, impidieron que se materialice. De hecho, el Sistema Logístico Antártico que quedó esbozado, quedó aprobado por el Banco Interamericano de Desarrollo que quedó presupuestado no objetado, es decir, con un presupuesto que se iba a dar, quedó sin ejecutar simplemente porque a alguien no le convino ejecutarlo”.
Aseguró que “la situación de la logística antártica en Ushuaia, es peor que en el 2000, porque lo mismo que hicimos nosotros en el 96 y en el 98, lo hizo Chile en el 98 con la diferencia que lo hicieron y además en el 2000, trasladó el Instituto Antártico Chileno a la capital de Magallanes, Punta Arenas, donde tiene su reluciente sede frente a la Plaza Muñoz Gamero, la principal de esa ciudad. Nosotros seguimos teniendo nuestro rompehielos en Puerto Madero. Obviamente que las condiciones que las condiciones de Ushuaia son iguales o peores que en el 2000”, calificó.
Por otra parte Alejandro Bertotto cuestionó una columna de opinión del Dr. Mariano Mémolli titulada ‘¿Se pierde la puerta de entrada a la antártida?’ manifestando que “es poco serio lo de Memolli, habla ahora desde su casa, pero fue Director Nacional del Antártico con Néstor Kirchner y las dos presidencias de Cristina Fernández de Kirchner. No movió un pelo para consolidar a Ushuaia logísticamente. Por el contrario, aferró todo el sistema antártico a locaciones en el AMBA que ahora no pueden pagar”.
“Ahora se sorprende de la utilización de Malvinas favoreciendo a los ingleses y yo se los advertí por escrito en el año 2001”, reprochó.
* Por Ramón Taborda Strusiat
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