Nota de opinión de Natalia Jañez, dirigente de radicalismo y líder de Evolución Radical en la provincia, sobre la oposición y las elecciones que se aproximan. Según detalla “Lo importante no son los nombres sino las ideas, y más específicamente las ideas políticas, los 4 puntos que constituyen los ejes de articulación de la oposición”.
Habemus oposición
En Tierra del Fuego la última palabra no está dicha. Se acercan las elecciones provinciales (en mayo hasta donde sabemos), y quienes dan por hecho un resultado cantado se olvidan que en la oposición hay candidatos y proyectos. Hay alternativa.
Como lo importante no son los nombres sino las ideas, y más específicamente las ideas políticas, intentaré abordar 4 puntos que constituyen para nosotros los ejes de articulación de la oposición.
1) Sin instituciones no hay buena economía. En ningún país del mundo donde funciona el mercado el Estado es ineficiente. Dicho de otra forma: sin Estado eficiente no hay economía que funcione. La deformación de las instituciones rompe con las virtudes de la economía de mercado e instaura algo ya muy estudiado: el “capitalismo de amigos”. Eso que acá en la Argentina denominamos también “el gobierno de las corporaciones”.
Cuando el capitalismo es para los amigos o cuando gobiernan las corporaciones, la economía está siempre al servicio de los grupos de poder. Como son los poderosos quiénes usan y abusan de los resortes de la economía en manos del Estado, quienes se perjudican son las clases medias trabajadoras y los sectores populares. Por lo tanto, recuperar el entramado institucional y poner como primer objetivo político un Estado eficiente es la principal política pública de una alternativa que busque ser inclusiva e integradora socialmente.
Las instituciones no son un problema de las clases medias: quienes más las necesitan son justamente los sectores más desprotegidos. A la corrupción política la pagan los que trabajan y los más vulnerables. Hay que cortar de raíz con eso.
2) Liderazgo de consenso y ampliación democrática. Tanto a nivel nacional como provincial necesitamos una amplia convocatoria que multiplique nuestra legitimidad política para tomar decisiones que afectan estructuralmente a la economía y a la política. En el siglo XXI el poder no funciona como una posesión, sino que los políticos son vías de canalización de lo que quiere la gente.
La representación política ya no se trata de sintetizar identidades, sino de ejecutar soluciones comunes. Lo que junta a los vecinos no son los grandes discursos sino la materialidad concreta de su vida cotidiana. Gobernar se trata ahora de incluir y ampliar los marcos de decisión. Hoy la ciudadanía activa es aquella que efectivamente puede participar de los procesos de diseño y decisión de las políticas públicas. Ya no hay más sujetos políticos pasivos. Necesitamos gobernanza de proximidad.
3) Más política y más democracia. Esto podría traducirse como más futuro y más estabilidad. La política es lo que le permite a una sociedad lidiar con la incertidumbre que por definición tiene el futuro. Cuando la política, como aquello que permite organizar una sociedad hace crisis, también se rompe la capacidad de cada persona para idear y proyectar su vida hacia adelante. Fortalecer la política es consolidar nuestro futuro individual y colectivo.
La democracia lo que nos da es tranquilidad sobre el sistema político. Nos permite institucionalizar el conflicto (las diferencias) y llevarlo adelante en paz y productivamente. Convertimos el hecho natural de pensar diferente en la fuente de nuestra convivencia y de nuestro progreso social. Es el complemento natural de cualquier idea de futuro.
4) Autonomía y federalismo. Al igual que la Ciudad de Buenos Aires, Tierra del Fuego tampoco cuenta con ley de coparticipación. Son los dos únicos territorios que no poseen un federalismo fiscal claro (se hace mediante la discrecionalidad de un decreto). Decimos esto porque nuestra provincia viene siendo blanco de críticas y de operaciones por la ley 19.640. Es cierto: somos deficitarios, pero lo es también que superar esta incapacidad de sustentarnos con nuestros propios recursos no ha sido un objetivo del gobierno provincial, ni tampoco una propuesta de ningún gobierno nacional.
Es urgente que Tierra del Fuego se sume al reclamo de transparentar el federalismo fiscal y trabaje conjuntamente con el resto de los gobiernos provinciales para obtener una ley de coparticipación. Junto a esto hay que diseñar un ecosistema productivo que nos permita tener una economía que funcione en su base sin subsidios. Subsidios que han permitido durante años enriquecerse a un par de empresarios (capitalismo de amigos), pero no superar nuestra dependencia económica del continente.
Sobre esta base es que podremos diseñar un Estado provincial con servicios más eficientes y proyectar una vida donde el trabajo implique vivir dignamente. El horizonte está siempre más lejos o más cerca dependiendo de si nos animamos o no a dar el primer paso. Hay oposición. ¡Hay alternativa!
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